Monday, July 04, 2005

ELOSO


El oso camina por el bosque. El oso tiene hambre y busca a su presa. Un niño se le acerca, un niño en el Parque Nacional. El oso sabe que si lo ataca su causa puede ser debilitada, pero ¿quién narices quiere dejar de ser oso?.

El Líder habla y el pueblo le sigue. El Líder defiende la tripedia. Es una manipulación genética que posibilita el crecimiento de un tercer pie en el culo. La revolución llevó al poder a los trípedos con un treinta por ciento de apoyo y unas cuantas acciones expeditivas. Las ondas de choque sobre los procesos de pensamiento consiguieron que un tercio de la sociedad viera tal circunstancia como un hecho lógico.
La ocupación de todos los medios de control y opinión, condenó al ostracismo político primero, a medidas más severas después, a toda disidencia.

Es sabido que un proceso de adaptación y supervivencia es el mimetismo. En 1933 Hinderburg gana las elecciones en Alemania. Poco después, el gran hombre , le encarga formar gobierno a Adolfo. En menos de un año el apoyo popular se vuelve completo. ¿Cómo?, pues por puro instinto de supervivencia. Si ser disidente de la opinión mayoritaria es incomodo en un país no del todo totalitario, imagínense en uno donde el precio a pagar sea más alto. No un simple: “pobrecillo, que raro es”. No el Anatema y Sanbenito. Puede ser, por ejemplo: la muerte.
Lo que en principio es causado por el miedo, con el efecto de un gigantesco síndrome de Estocolmo, se vuelve en un autoconvencimiento. Es más fácil sobrevivir si te crees la mentira que si sólo finges.
Dicho proceso se muestra en toda su magnitud cuanto más alto sea el precio a pagar para los desviados. Incluso en situaciones en las que la razón no se desconecte del todo de la realidad, el efecto envolvente de la mentira inunda las emociones. Cierto prisionero en las minas de Kolima ( situadas donde los Titanes perdieron los huevos) contaba que cuando a mediados de los 50 del siglo pasado murió Stalin, prisioneros y guardias lloraron desconsoladamente. Racionalmente, tanto unos como otros, sabían que su situación era un castigo ( destinar allí a un ruso, aunque sea como vigilante no podía ser un premio). Emocionalmente, estaban invadidos por el desespero y la orfandad anímica.
Tampoco se trata de la verdad versus la mentira. El hecho se reduce a la supervivencia de la idea más fuerte, independientemente de que sea más o menos razonable. Amén de lo discutible de esto último.
Se piensa, craso error, que en la lucha de las ideas, son los argumentos lógicos los que se acaban imponiendo. La realidad, la historia, nos demuestran con tozudez que son los emocionales. No es por un espíritu elevado, afán de bien común, y la demostración práctica de ser hasta la fecha un mal menor, lo que ha llevado a determinados países a democratizarse. La Democracia se ha abierto paso con las mismas armas que la más disparatada de las ideas. Es más, si en una sociedad, el abogar por soluciones no democráticas encuentra rechazo, las ideas totalitarias se abrirán paso cambiando el significado de las palabras, por ejemplo:
Si se quiere mantener una injusticia X sobre una parte de la población, bastará con considerar no democrático cualquier intento de remediar dicha arbitrariedad.
En los Países Bálticos, tras el fin de la era Soviética, se intento sustituir una opresión por otra en el tema lingüístico. Bajo los Soviets, se primó el ruso sobre las lenguas autóctonas en pro del socialismo universal. En la democracia, se consideró prosoviético y totalitario el defender el derecho de la minoría rusa, aunque en nada entorpeciera o dañara a los Lituanos, Letones o Estonios.
Si la Fatua lanzada por los Joméinis mediáticos, consigue imponer la idea de que reivindicar tal o cual derecho individual es retrógrado, por mucho que se razone, se explique y se argumente, no va a prosperar. A veces las cosas se solucionan. A veces se llega a entendimientos razonables que los artífices del cambio creen como fruto de sus sesudas argumentaciones. Ni de coña, si el cambio se produce en ese sentido, es movido por lo mismo que llevó en su día a la anterior situación.
Digo esto, por que un pensamiento extendido es que la cultura y la razón previenen los desastres producidos por ideologías destructivas. La Historia demuestra sietemil quinientas veces que no, pero emocionalmente no estamos dispuestos a aceptarlo. Botones de Muestra:
Alemania nazi.
Ruanda y Burundi.
La Alemania nazi era una de las naciones más cultas de la tierra y Ruanda uno de los países con mayor tasa de analfabetismo. Ambos sucumbieron a la propaganda emocional con la misma facilidad.
Cuenta un superviviente de las matanzas Ruandesas como la radio, en una sociedad relativamente mestiza, iba improvisando sobre la marcha la definición de lo que es ser Tutsi o Hutu, llegando a situaciones rocambolescas y de chiste si no fuera por lo trágico.( cosas del tipo: de un matrimonio mixto, el primer hijo será Tutsi y el segundo Hutu. Siempre y cuando no hayan sido concebidos en cuarto creciente , en cuyo caso, sería lo contrario, etc.)
Que la mayor estupidez puede ser tomada como correcta si se repite las suficientes veces y se tiene ( basta con parecerlo ) cierto apoyo es indiscutible frente a los datos. Por lo tanto, volviendo al señor oso del principio ( no confundir con la fábula del escorpión y la rana), la razón por la que el plantígrado, a pesar de saber que va a perjudicar su situación, hace lo que hace, no se debe a que “este en su naturaleza”, si no a que está muy mal visto que un oso no sea oso. Es la misma razón por la que si en una cultura está, digamos que poco aceptado, que el cornudo no mate a su mujer, el porcentaje de adulteras asesinadas será escalofriantemente mayor que en otra que no lo esté. Tanto en las primeras como en las otras se debe a razones emocionales, no a que en la menos violenta la gente es más cabal y racional: el motor es el mismo. En el pasado, hacer chistes sobre maricones no tenía sanción social, hoy si. ¿Somos más civilizados?, no es esa la razón, los tan dignos ( independientemente de su orientación sexual) fontaneros pueden ser objeto de chiste con poco o nulo rechazo. Hoy puedes poner a parir a un fumador, de momento es de mal gusto gritarle a un gordo: ”deja de comer cacho cerdo que luego tendremos que pagarte tu Seguridad Social”. Dentro de poco si estará bien visto.
Las actitudes “correctas” no tienen nada que ver con la evolución del primitivismo al buen rollito, van marcadas por la batuta invisible (no tanto) de una dictadura silenciosa. El que insulta al fumador, ni lo hace por el bien propio, ni por el ajeno, lo hace por que está socialmente aceptado y da tanto gusto machacar al vecino... El que se escandaliza con los chistes de maricones no tiene por que hacerlo inspirado por respeto alguno hacia nadie. Es más, es muy probable que el muy hijo de puta no respete ni a su puta madre sifilítica en sus últimos estertores agónicos. Este señor tan correcto es el mismo mal nacido que consiguió que su vecino no promocionara en su empresa, hace veinte años, difundiendo tal o cual rumor, cierto o falso, sobre su identidad sexual. El que mañana se meta con los “fuertecitos”, o gente con debilidad por la comida, lo hará de pura sabandija, como evidencia de la mierda fermentada en que se ha convertido desde su autoestima, hasta sus más mínimos criterios y capacidad de juicio.
Modificación de la fábula del principio:
El oso camina por el bosque. El oso tiene hambre y busca a su presa. Un niño se le acerca, un niño en el Parque Nacional. El oso sabe que si lo ataca su causa puede ser debilitada, pero ¿quién narices SE ATREVE A SER UN MAL oso ANTE LOS OSOS?.
Es tal la dependencia a tener buena imagen ante los demás, que en algunas culturas la vergüenza se paga con el Harakiri. Antes muerto que rechazado, incluso vemos el traje nuevo del Emperador desnudo.

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